Rosa Chaves cuenta...
Entrevista a Rosa Chaves, su prosa poética envuelve el alma y fluye como el agua.
Cuenta cómo y dónde se te ocurrió la idea de escribir tu novela.
Pues la verdad es que no lo recuerdo bien, pero seguro que la fuente de inspiración fue un día de lluvia.
El plasmar algo en papel (en mi caso) es cuando la idea, la visión, o cualquier otra fuente es canalizada interiormente. Esa corriente, entonces, se hace navegable… y a partir de ahí, hay que dejarse llevar.
¿De dónde sacaste la información? Cuéntame cómo fue el proceso de escritura.
Para crear un libro siempre hay que investigar. En una aventura que demanda descubrimiento, placer, soledad… y todo ello forma parte de la búsqueda.
Después, depende de la temática del libro se investiga adentro o afuera, o en ambas orillas a la vez.
Escribir para mí es no dejar de hacer lo que tengo que hacer. Eso significa que la lealtad al oficio se convierte en una parte importante de la vida.
Cada libro tiene su sello: a veces requiere mucha atención, otras, más inercia… pero siempre va envuelto de un vínculo inquebrantable entre él y tú, si no, es imposible escribir.
¿De dónde te viene las ganas de escribir?
Viene… sin más.
¿Cuáles fueron las principales dificultades con los que te encontraste?
Los períodos de sequía en los que desesperadamente esperas la lluvia.
¿Cómo compaginaste tu vida cotidiana con la escritura del libro?
Bueno, esto siempre requiere un esfuerzo invisible.
Cuando escribir no es una fuente de sustento, hay que otorgarle su espacio, que indiscutiblemente lo ocupa sólo él pero eso conlleva atender otras tareas que intervienen en tu vida. Y no siempre es fácil.
Si tu estado de ánimo –en plena creación- es hacerte una escapada al mar, no siempre es posible, etc…
Cada libro entra en un momento distinto de tu vida, depende de cómo tú te estés moviendo en este tiempo, así el libro baila contigo.
¿Cuánto tiempo te llevo escribir el libro?
En Sólo los locos esperan la lluvia… el tiempo ha sido fragmentado. Lo empecé, lo pausé, lo recogí, lo reposé y, después, lo retomé y vio la luz.
¿Podrías resumir el mensaje de tu libro en una frase?
Que llueva… que llueva, la Virgen de la Cueva. Que nunca nos falte algo tan esencial.
El plasmar algo en papel es cuando la idea, la visión, es canalizada interiormente.
Esa corriente, entonces, se hace navegable… y a partir de ahí, hay que dejarse llevar.
Es una aventura que demanda descubrimiento, placer, soledad…
