Francisco José Motos Martínez cuenta...
Francisco José Motos Martínez, un thriller sobre corrupción y tramas financieras.
Cuenta cómo y dónde se te ocurrió la idea de escribir tu obra.
La idea surgió de la observación de la propia realidad.
Quería escribir una historia que fuera una ‘especie’ de segunda parte de una novela anterior mía: ‘El perseguidor de sueños’, y desgraciadamente el tema de la corrupción, que está en la línea medular de toda la trama, es una constante perversa en nuestros días.
¿De dónde sacaste la información? Cuéntame cómo fue el proceso de escritura.
Como apuntaba, anteriormente, los temas de la codicia y el enriquecimiento ilícito están a flor de piel en nuestro tejido social.
En cuanto a las tramas financieras, que también tienen mucho protagonismo en la novela, he tirado de mi conocimiento del funcionamiento de algunos grandes depredadores en lo que al dinero se refiere.
¿Quién no está al corriente de la estafa masiva de las preferentes?
¿De dónde te viene las ganas de escribir?
Es algo innato. Me ha acompañado desde que tengo recuerdos.
¿Cuánto tiempo te llevo escribir el libro?
Aproximadamente un año.
¿Cómo compaginaste tu vida cotidiana con la escritura del libro?
¡Lo mejor que pude! Jajaja.
La verdad es que eso siempre es un tanto problemático, pero creo sinceramente que quienes ‘sufren’ nuestros procesos creativos son de una gran generosidad, y afortunadamente nos acaban entendiendo.
¿Cuáles fueron las principales dificultades con los que te encontraste?
Las dificultades son inherentes al proceso creativo, como todo el que se aventure a escribir sabe por propia experiencia.
En este caso concreto; al ser una historia estructurada como un flashback, el que todas las piezas encajaran perfectamente, y que además el final fuera consecuente con esa premisa.
Cuéntame alguna anécdota sobre tu proceso de escritura
Sobre este libro, la sensación que tuve, en los primeros compases de la misma, cuando uno de los personajes principales va dentro de un maletero de un coche a gran velocidad.
Debió de impactarme la escena cuando la escribía ya que aquella noche tuve una pesadilla con esa misma imagen, y quien iba en el interior de ese maletero era yo mismo.
Todos tenemos un precio. Y no necesariamente es de tipo monetario.
Quienes ‘sufren’ nuestros procesos creativos son de una gran generosidad, y afortunadamente nos acaban entendiendo...